Un terremoto1 (del latín: terra «tierra» y motus «movimiento»), también llamado seísmo o sismo (del griego σεισμός: «temblor» o «temblor de tierra») es un fenómeno de sacudida brusca y pasajera de la corteza terrestre producido por la liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas. Los más comunes se producen por la ruptura de fallas
geológicas. También pueden ocurrir por otras causas como, por ejemplo,
fricción en el borde de placas tectónicas, procesos volcánicos o incluso
ser producidos por el hombre al realizar pruebas de detonaciones
nucleares subterráneas.
El punto de origen de un terremoto se denomina hipocentro. El epicentro
es el punto de la superficie terrestre directamente sobre el
hipocentro. Dependiendo de su intensidad y origen, un terremoto puede
causar desplazamientos de la corteza terrestre, corrimientos de tierras,
tsunamis o actividad volcánica. Para la medición de la energía liberada por un terremoto se emplean diversas escalas entre las que la escala de Richter es la más conocida y utilizada en los medios de comunicación.
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